Los perros, están equipados con poderosos músculos de la mandíbula y los músculos del cuello que ayudan a derribar la presa y mascar carne, hueso y pellejo. Sus mandíbulas se abren ampliamente, lo que les permite comer trozos de carne y hueso. Sus cráneos son pesados y están en forma para evitar el movimiento lateral de la mandíbula inferior cuando capturaron una presa (la fosa mandibular es profunda y en forma de C-), esta forma permite sólo un movimiento de arriba a abajo de aplastamiento, mientras que los herbívoros y omnívoros tienen otra forma de fosa mandibular que permite el movimiento lateral necesario moler la materia vegetal.
Esto se traduce en un hecho simple: Nuestro perro en su forma de cuerpo nos dice que fueron diseñados para un estilo de vida carnívora de caza. Sin embargo, los seres humanos han hecho algunos retoques importante con este diseño de la carrocería (lo que resulta en diferentes tamaños y conformaciones), pero no hemos hecho nada para cambiar la anatomía interna y fisiología de nuestros caninos carnívoros.